Los resultados indican que los niños con PD rinden menos que los controles en todas las escalas de Bayley (BSID-III) y son más propensos a sufrir retrasos en el desarrollo. La mayoría de los participantes rindieron dentro de los rangos normales de las escalas BSID-III, mientras que unos pocos reunieron los criterios clínicos de retraso del desarrollo. Aunque los resultados no prueban que la PD retrase el desarrollo, sí que indican que serviría como un signo temprano de riesgo. Los autores proponen que los pediatras de los niños con PD deberían evaluar y controlar el desarrollo del niño.
Juan Francisco Reina Moreno
Neuropsicólogo Pediátrico de Edu-In
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