Durante los primeros días de vida el recién nacido ya dispone de una serie de reflejos innatos que le permiten realizar gestos necesarios para su "supervivencia":
Reflejo de moro: cuando el recién nacido experimenta la sensación de caída, se pone rígido y abre las piernas y los brazos, arquea la espalda e inclina la cabeza hacia atrás. Persiste hasta los 5 o 6 meses.
Reflejo de Babinski: si pasamos la mano por la planta del pie del bebé, del talón hasta el dedo gordo, el pequeño levanta los dedos y voltea el pie hacia adentro. Se observa hasta los 2 años más o menos.



Reflejo de extensión cruzada: acostaremos al bebé boca arriba. Si gira la cabeza hacia un lado el brazo y la pierna de ese lado se quedarán extendidos mientras que los del lado contrario quedarán doblados. También se denomina "posición de esgrima". Puede aparecer con el nacimiento o alrededor de los 2 meses, pero remite hacia los 6.
¿Qué ocurre si estos reflejos persisten más de lo esperado?
La desaparación paulatina de los reflejos arcaicos son un buen indicador del correcto desarrollo psicomotor del bebé. Su persistencia podría ser indicador de anomalías en dicho desarrollo, por lo que sería pertinente realizar una revisión pediátrica.
Clara Rubio
Psicóloga del Equipo Edu-In
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