viernes, 12 de noviembre de 2010

La autoestima en la infancia

Según el Dr. Robert Brooks, experto en emociones, motivación y relaciones familiares, la autoestima es el conjunto de sentimientos y creencias que se relacionan con la valía propia y el sentido de competencia personal, al igual que con la habilidad para:
  • Lograr cambios en uno mismo y en las personas que nos rodean.
  • Afrontar y superar los retos.
  • Aprender tanto de los éxitos como de los fracasos.
  • Tratar a los demás y a uno mismo con respeto.

La autoestima comienza a desarrollarse desde edades tempranas, lo que significa que es susceptible de ser moldeada a partir de las experiencias que el niño viva con sus padres, hermanos, familiares significativos, amigos y maestros. Con esto, pretendemos hacer reflexionar acerca de la importancia de nuestras palabras: cuando a un niño le recalcamos que es obediente, educado, responsable y trabajador, es más que probable que adopte como ciertas estas creencias positivas acerca de sí mismo. Además, es muy posible que actúe en consecuencia con dichas creencias y que afronte de manera más exitosa su día a día. Si, por el contrario, el niño escucha que es desobediente, maleducado, vago o con “pocas luces”, casi con seguridad, acabará creyéndoselo de tal manera que actuará con poca decisión, y confianza en su vida cotidiana.
Los diferentes efectos de las actitudes que los niños perciben de su entorno se pueden relacionar igualmente con el concepto de “Profecía autocumplida” desarrollado por el sociólogo Robert K. Merton. Este autor vienen a decir las personas no reaccionan únicamente frente a una situación dada, sino que también lo hacen frente a la manera en que perciben tales situaciones. Por tanto, su comportamiento está determinado en parte por su percepción y el significado que atribuyen a las situaciones en las que se encuentran, más que a las situaciones en sí mismas. De ahí que sea tan importante moderar el uso que realizamos de las palabras. ¡¿Cuántas veces habremos oído decirle a un niño que es malo?! Hemos de pensar, en este contexto, que si el niño se convence a sí mismo de que es malo, y al margen de que realmente haya tenido un comportamiento inadecuado o no, adecuará su conducta a esa percepción, con consecuencias en su entorno inmediato. Tratemos, pues, de cambiar el discurso. Ningún niño es malo. Sólo hacen algunas cosas mal.

¿CÓMO SÉ SI MI HIJO TIENE UNA BAJA AUTOESTIMA?
  • “Tira la toalla” con facilidad y ofrece excusas para ello.
  • Evita situaciones en que pueda fracasar.
  • Busca excusas para explicar su fracaso.
  • Intenta controlar a otros, se resiste a recibir ayuda,…
  • Molesta, se burla o arremete a los compañeros en un intento de manejar la frustración.
  • Se niega a hacer aquello que le “duele” o preocupa.
  • Busca la aprobación de los adultos de manera excesiva.

¿QUÉ PUEDO HACER PARA AYUDAR?
Algunas ideas para trabajar en casa son:
  • Ayudar al  niño a desarrollar el sentido de responsabilidad.
  • Proporcionar oportunidades para tomar decisiones.
  • Felicitar los logros. Que el niño sienta que su acierto es realmente especial.
  • Enseñarle que “errar es humano, y rectificar de sabios”.
  • Potenciar las habilidades.
  •  
     Clara Rubio Baudet
    Psicóloga de Edu-In y Maestra

    1 comentario:

    1. Estoy totalmente de acuerdo con el artículo. El hecho de repetirle a un niño lo malo que es, poco a poco va convenciéndolo y él mismo, de forma inconsciente, acaba por reforzar dicha conducta. Conducta que además todo el mundo ya sabe, mediante la repeticion (en el cole, en casa, delande de sus amigos).

      La comunicación es clave a la hora de relacionarnos (ya sea con niños o adultos), y al hablar de comunicación me refiero a la verbal así como a la física. Utilizar un lenguaje positivista, enfocado a los resultados que se quieren obtener, así como un ambiente de predisposíción a esos resultados es vital para conseguirlo. LMH

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